Con amor, José Arce.
Después que mi abuela murió, mi madre quedó desbaratada emocionalmente, aún sin recibir otro de los golpes que le ha dado la vida, mi padre decide irse a Estados Unidos, con 3mil dólares, una chaqueta, un galón de agua y en la mochila dos pantalones con dos camisas, en el corazón esperanzas y sueños que aún no se borran.
Diez años y contando la ausencia, de un hombre que marchó para darle las posibilidades a sus hijos de salir adelante, como todo padre sueña y que toda madre lucha para cumplir, diez años diciéndole al teléfono “te quiero”, las marcas en su rostro muestra los miles de inodoros que ha limpiado, los cientos de jardines que ha arreglado y las incontables veces que se ha ocultado de los que tratan de acabar con su sueño.
Diez años y casi no recuerdo su rostro, diez años y no recuerdo sus abrazos, diez años de no decir papá.
Diez años y contando.
