"La tierra es de quien la trabaja" Emiliano Zapata.

"Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán" A.C Sandino.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Gritándole se fue

Arráncame las piernas y déjame correr con las manos, mientras grito de odio y amando hacerte daño, sin piernas recorreré el universo de tu cuerpo y sin necesitar de mis ojos veré dentro de vos, acompañado por el ruido de tus palabras, me destrozaré las rodillas rogándote que te callés, sangrando pintaré tu cara con dolor y sin decirte nada me oirás.
Las manos ya no me sirven para nada, llévatelas pegadas a tus pechos pues ya no los tengo conmigo, para qué seguir escribiendo si tus ojos se ausentan, es mejor que calles y te alejes tanto que ni tu olor pueda sentir entre la nauseabunda basura que dejaste, fétido es tu recuerdo entre la maleza de mis pensamientos, así que ponte perfume mientras caminas.
Y ahora que no estás puedo seguir gritando, pero ya no tu nombre, sino que grito de puro gusto, grito porque ya no estás aquí jodiendome la vida, ahora puedo arrastrarme con felicidad, y sentir el viento en mi cabeza, aunque me falte el cabello, no importa pues ahora puedo vivir sin vos, ahora que yo vivo aquí sola sin estar soportándote, a la mierda.
http://www.drgen.com.ar/wp-content/uploads/2009/10/cancer-mama.jpg
Néstor A. Arce A.


viernes, 2 de septiembre de 2011

El viaje... #BlogsNI


Enfrentar esta situación es una batalla dentro de mí, dejarlos no es mi intención pero llevarlos conmigo no es seguro, dejarlos aquí a cambio de algo mejor, es lo que impulsa mi motor para atravesar el agua, la arena y los chacales que cuidan el borde por el cual saltaré.

El camino es largo, recorrer la senda de un sueño que algunos desean, y que otros estamos forzados a tenerlo; en el camino cinco nicas, dos hondureños y un guatemalteco todos con rumbo a esa tierra de (des)igualdad, el trayecto es el testigo de nuestras historias.

Dejé a mis dos hijos y a una esposa sin madre, tres días antes de irme, ella quedaba sin mamá, sé que mi esposa está sufriendo, pero también sé que entiende el por qué de mi partida, mis hijos aún están muy pequeños para comprender porque su papá se va de viaje y que regresará pronto.

El regreso no se ha dado, así que mis hijos ahora ya saben que mi retorno es incierto, pero mientras estoy nuevamente por allá, les he dicho que aprovechen este viaje que su papá está haciendo, un viaje muy costoso y no por el boleto de avión, sino por lo que he pasado.

Mientras nos arriesgábamos a llegar, la arena y el viento nos ayudaban a ocultarnos, el río camufló los gritos de una hondureña que no pudo llegar donde la esperaban, no pudimos hacer nada, este viaje se vuelve tan egoísta que solo piensas en llegar al otro lado, mientras veía el cuerpo flotar.

Antes de cruzar el río, nos quedamos en un rancho gallero, llevaba un mes de viaje recorriendo desde El Salvador, destruido por un terremoto en el 2001, pasando por Guatemala y por todo México en bus y a píe, Hernán un hondureño no pudo llegar a México, Guatemala fue su final. 

Ese mes de viaje y ver morir a más de dos que nos acompañaban, no supera los diez años que llevo ocultándome para seguir soñando, huyendo de la pesadilla uniformada, y esquivando uno que otro obstáculo para quedarme aquí y seguir soñando, para que mis hijos sueñen.

Regresar a mi tierra, a mi gente que extraño tanto es una utopía y un viaje de regreso más difícil que el de hace diez años, además de mi familia y una casa, no hay nada más que me espere, un trabajo, un salario, así que me quedaré soñando gris aquí en la tierra de las (des)igualdades.