Una hora y media antes del inicio del concierto, ya la mayoría de personas se encontraba en el terreno donde estaba el Cubo. El público esperaba, mientras se preparaba Momotombo para salir al escenario y dar de su buena música, en compañía de los chicheros de la Alcaldía de Managua, con quienes hicieron una fusión de música popular con electro, además de contar con la participación de Belén Cardenal y Carlos “Frijol” Guillen, para luego, como quien saca un as bajo la manga, aparecieron los demás integrantes de La Cuneta Son Machín e interpretaron “El Chicle se me pegó”, dando paso al chinamo entre los beats.
Los decibeles de esa noche se combinaron con lo visual. Vj Israel combinó imágenes que evocan la naturaleza, la oposición al sistema y la idiosincrasia del nica para acompañar la música que el volcán Momotombo hizo estallar en Bonanza. Además, Vj Israel acompañó a Maral Salmassi y Zero Cash, mezclando video más el sonido de estos dos dj´s.
Llegó la hora de que apareciera en escena Maral Salmassi (ver video de Oliver Best en Youtube), una Dj de origen iraní, radicada en Alemania. La energía que trasmitía Salmassi con sus sorprendentes mezclas son indescriptibles; puso a brincar y a mover a todos los que estaban dentro y fuera del Cubo Bonanza, jóvenes, adultos y hasta adolescentes movieron los brazos y piernas al ritmo de los beats de Salmassi. La sesión de electro de Salmassi me pareció extraordinaria; cerrabas los ojos y te sentías en el White Sensation de Lisboa o en cualquiera de los mejores festivales de electrónica. Se sentía que la Dj dio todo para complacer al público; incluso repartiendo ron entre aquellos que hicieron de todo para estar en primera fila.
Luego entró Zero Cash, también desde Alemania, con lo mejor de su repertorio. “Pinchó” por más de una hora y media e hizo que a las dos de la madrugada la gente se sintiera renovada con más energías para seguir bailando al ritmo del electro. Con un par de horas antes del amanecer, Zero Cash dejó los tornamesas. Salmassi y él se despidieron del público, que sin embargo aún se resistía a abandonar el Cubo.
Fue una noche espectacular, el espacio del Cubo Bonanza quedó reducido por la cantidad de asistentes, aunque eso no impidió que los que llegaron tarde no disfrutaran. Afuera del cubo, alrededor de 500 personas que también bailaban y se la pasaban bien. Un evento sin precedentes, que quedará en las mentes de las más de 2000 personas que disfrutaron como nunca de la escena electrónica nicaragüense y los invitados alemanes.
Y en la boca de las persona queda la pregunta: ¿Para cuándo el próximo?
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